jueves, 28 de enero de 2010

¿SERÁ ÉSTA LA ESPERADA HORA DE LOS PUEBLOS?


¿Será? ¿Lo conseguiremos, o el año 2100 también nos encontrará más dominados que unidos?
Latinoamérica es un puma, es una llama, es un ave multicolor, es un animal hecho de todos que se levanta sobre fuertes y oscuras patas, bate alas con gran ruido, por momentos sangra y todo el tiempo canta. Y que en los últimos años avanzó más que en todo el siglo XX.
Con el cambio de milenio los pueblos se han puesto a caminar más rápido, cada uno cargando sus propias cruces y algunos tropezando más que otros. Todavía falta transformar lo que es experiencia viva en un cuerpo teórico propio, a la medida de un continente (y Latinoamérica merece ser considerada así) que no se parece en nada a los otros. En ese sentido, la doctrina peronista tiene mucho que aportar, hasta el punto de que Chávez y Correa se han definido en algún momento como “peronistas”. Porque si el General habló sobre todo, el tema de la integración regional era uno de los puntos que lo obsesionaban:

“No saldremos nunca de nuestra condición de subdesarrollados en tanto seamos tributarios de la explotación imperialista. Un país se capitaliza trabajando porque nadie se hace rico pidiendo prestado o siendo objeto de la explotación ajena, el capital es trabajo acumulado... La integración continental es indispensable, sólo mediante la Comunidad Económica Latinoamericana que de origen a un mercado común puede asegurar, junto a nuestro esfuerzo, la superación de la crisis económica y el subdesarrollo"
. Juan Perón, La hora de los pueblos, 1968.

A continuar los cambios, que quizá no dejarán en pie ni su propio nombre: Latinoamérica (o América latina) es un concepto que no incluye a los pueblos originarios, que son justamente la gran matriz del tiempo nuevo.
El mundo sigue sufriendo la hegemonía conservadora; aún desprestigiada y zarandeada, cede terreno en algunas zonas pero se atrinchera y fortalece en otras. Sólo en nuestra región brilla una luz poderosa: es portada por gobiernos que, con mayor o menor comprensión de sus pueblos, pusieron en práctica políticas que se oponen al modelo neoliberal. Aquí se mató al infame ALCA, y se dotó de sentido al Mercosur, creando el Banco del Sur, el Consejo Sudamericano de Defensa, Unasur, el ALBA… Espacios alternativos que fomentan formas de intercambio privilegiado entre los países de la región, acompañadas además de la diversificación del comercio internacional de los países participantes (como ejemplo basta el del BRIC, que enlaza a Brasil con tres gigantes como son Rusia, China y la India).
Ojalá las izquierdas locales puedan entender este proceso y ser parte de él, en vez de recibir cada cosa que se hace efectiva con la cantilena de lo que todavía falta por hacer. Es un mecanismo neurótico que paraliza a un individuo si lo aplica a sus propios logros. Y a una sociedad le pasa igual.
No desperdiciemos el momento. Sintamos la luz brillando en nuestras manos, pasémosla al de al lado, proyectémosla al mundo. Tranquilicemos nuestros egos por el bien común, quizás tengamos la sorpresa de verlos fortalecerse y crecer más sanamente. Defendamos el proyecto que hoy se encarna en Cristina, pero también en Lula, en Evo, en el Huguito Chávez… Mientras, por supuesto, atrás banca Fidel. Y desde arriba, el General y Eva.

Entrada de: Inconsciente Colectivo

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